Para el pueblo, palos
Hace unas semanas, desde el Ministerio de Seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se publicó una licitación para adquirir equipamiento antidisturbios para la nueva policía de la ciudad.
La nueva fuerza, fusión de la policía Metropolitana y de parte de la Policía Federal se prepara para dar una respuesta clara y concisa a los reclamos de un pueblo cada vez más afectado por la implementación de las políticas económicas de ajuste. Esa respuesta es la REPRESIÓN
Según la información del pliego de licitación la compra será por 127 millones de pesos e incluye la adquisición de 1600 unidades de cascos, máscaras antigases, escudos antidisturbios y protectores de poliamida para todo el cuerpo (hombros, espalda, clavícula, brazos, antebrazos, codos, muslos, rodillas, tibias, empeines y tobillos); además, se pretende adquirir 2900 filtros antigases que actúan contra polvos, gases, bacterias, virus, gases lacrimógenos y agentes químicos, biológicos y radiológicos.
Una de las adquisiciones más inquietantes es la compra de una importante cantidad de armas "less lethal weapons" (armamento menos letal). Se comprarán 100 carabinas y 200 lanzadores calibre 68 "para control de disturbios y neutralización de sospechosos violentos".
No se trata de una compra más de equipamiento. Se equipan para reprimir y silenciar los reclamos del pueblo. De un pueblo que, especialmente, durante todo el mes de marzo y también en los primeros días del mes de abril ha dado muestras de resistencia, de defensa de derechos, de defensa de su calidad de vida, de la educación pública, de sus derechos laborales. Sin duda, esta realidad de creciente presencia del pueblo en la calle no pasa desapercibida para el gobierno.
Desde el comienzo de la gestión macrista, sostuvimos que no se trataba de exigir que el gobierno cambie el rumbo económico, que pare la mano o que rectifique sus “errores”. El macrismo tiene muy en claro cuál es su política económica y cuál es el objetivo de su gestión: más desempleo, más concentración de capital en los sectores ricos de nuestro país mediante la transferencia de recursos, más ajuste, más hambre, más exclusión, más muerte.
Ellos, la derecha, tienen bien en claro hacia dónde se dirigen. Y también tienen en claro cuál será la reacción del pueblo, un pueblo que tiene la memoria del 19 y 20 de diciembre de 2001 bien fresca y a la vuelta de la esquina.
Ante este panorama, el poder se prepara para resistir la embestida popular y conservar el mando, cueste lo que cueste. Este es el contexto en el que debe analizarse, no solo la compra de armamento antidisturbios para la nueva Policía de la Ciudad, sino también el tan mencionado “Protocolo Antipiquetes” (que, punto aparte, no se encuentra vigente ya que no ha sido publicado en el Boletín Oficial), un proyecto de reforma del Código Penal que propone aumentar las penas para quienes si encuentren en las protestas con la car tapada, dificultando la excarcelación y el aumento desmedido de detenciones y armados de causas penales a quienes manifiesten sus reclamos en la calle.
Así como entendemos que el gobierno va hacia esa dirección y que solo profundizará sus políticas económicas de exclusión de la mano del aumento de la represión, creemos que es necesario que desde el bloque nacional y popular intentemos crear los ámbitos de discusión y de construcción necesarios para enfrentar a un gobierno que solo tiene palo, hambre y exclusión contra nuestro pueblo.
Desde un primer momento sostuvimos que es necesario unir al pueblo para echar a Macri. El rumbo económico y represivo, que irá en aumento, deja en evidencia que la Ceocracia macrista solo gobierna para una minoría y en contra del pueblo para el que solo tiene palo y violencia. Este es el contexto que deja en evidencia que, a pesar de haber llegado al poder por el medio legal de los votos, nos encontramos ante un gobierno ilegítimo que debe recurrir a la violencia para llevar adelante su plan económico.
Ellos tienen en claro hacia dónde van, nosotros deberíamos empezar a pensar y discutir qué hacer ante este panorama.