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Helicóptero o urnas


Marzo. Millones de mujeres y hombres, jóvenes, niñas y niños movilizados. Cientos de miles de carteles creativos expresando la bronca, parafraseando la realidad adversa al interés del conjunto de nuestro pueblo, y manifestando el deseo de un futuro inmediato con otras políticas y sin este gobierno.


Plaza de Mayo. Se transformó en el epicentro de las grandes movilizaciones, una tras otra. Tal vez la seguidilla más importante de escenarios de masas multitudinarios de nuestra historia. Sin dejar de mencionar la enorme convocatoria de la CGT y las manifestaciones que se realizaron en cada una de nuestras provincias.


Demandas. En la calle fue enhebrándose un programa que viene, de hecho, enfrentando las medidas políticas y económicas de ajuste del Gobierno Nacional y exigiendo: paritarias libres, no a los despidos y a las suspensiones, protección de la industria nacional, basta de tarifazos a la luz, al agua y al gas, el cierre de las importaciones, la emergencia social, no al aumento de los alimentos, y los alquileres, no a los desalojos, soberanía en Malvinas y en Lago Escondido, mejor educación y salud, basta de femicidios y de violencia institucional, libertad a Milagro Sala y demás presas y presos políticos, basta de persecución política a CFK, basta de justicia corporativa, etc.


Legalidad y Legitimidad. El macrismo se hace el sordo y se muestra indiferente a las demandas y al protagonismo del pueblo en la calle. Pero día a día necesita más blindaje mediático para intentar –estérilmente - distorsionar y/o tapar la realidad. Sus voceros y el mismo MM repiten y repiten mentiras o argumentos que les eran utililes, cuando no eran gobierno, situacion que da muestra de su actual debilidad.


La CEOcracia Macrista es repudiada y han perdido toda legitimidad ante la mayoría de la sociedad. Solo encuentra resguardo, en el marco legal democrático, en la minoría privilegiada por el modelo y, sobre todo, en la voluntad de las grandes (y no tan grandes) direcciones sindicales y políticas, y de los denominados movimientos sociales, que deciden no echarlo anticipadamente, apostando a la gobernabilidad.


El poder del pueblo. La fuerza de movilización de nuestro pueblo ha sorprendido a propios y ajenos. Marzo fue el mes caliente donde - las papas le quemaron las manos al triunvirato cegetista -, y nuestro pueblo dio muestra de su protagonismo en cada una de las convocatorias más allá de sus direcciones. Nuestro marzo movilizado culmina con la convocatoria para el dia 30 de ambas CTA a Plaza de Mayo, bajo la consigna “Por el Trabajo, la Educación y Paritarias Libres”.


Pone la fecha. El 6 de abril la CGT realizará su primer paro nacional al gobierno de Mauricio Macri. Su conducción viene, desde hace aproximadamente un año, logrando esquivar el paro. Un paro que es exigido por sus propias bases, por la CFT (Corriente Federal de Trabajadores), y por diferentes sectores de nuestra sociedad, entre ellos los medianos y pequeños empresarios. Llegó la hora en que el triunvirato, luego de perder el atril, puso la fecha del paro sin movilización, sacándose de encima el protagonismo de la clase trabajadora y del conjunto del pueblo en la calle (¿O el pueblo saldrá, igualmente, a la calle?). No obstante dicha circunstancia, el paro plebiscitará el modelo de ajuste que venimos sufriendo como pueblo.


Helicóptero o urnas. La mayoría de nuestra sociedad tiene la necesidad de echar a Macri. La fuerza de nuestro pueblo en la calle congeló, de momento, la discusión electoral.


El deseo de la conciencia colectiva es que Macri se vaya ahora mismo, sin embargo la generalidad de la política solo visualiza las urnas. La disyuntiva planteada no se resuelve en una discusión parlamentaria o con un escrito; en esta definición entran en juego las concepciones de las y los dirigentes de primera línea, y el actuar desbordante o no de nuestro pueblo.


Perón. El General escribía a Raimundo Ongaro el 27 junio de 1968: “Las masas populares no valen por su número solamente sino y ponderadamente por la calidad de sus dirigentes”. Argentina ha construido su historia de lucha a puro AZOS (del Rosariazo de 1969 al Argentinazo del 2001), rebalsando, muchas veces, las estructuras existentes.


Hoy, nuestro pueblo en lucha ha dado muestra de su voluntad. De esto debemos tomar nota a conciencia, y actuar en consecuencia porque cuando la ocasión se deja escapar, como agua entre las manos, la derrota es del pueblo a pesar de su cantidad y de su calidad.


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