Testimonio. Marcha por la soberanía hacia Lago Escondido
Un grupo de 23 personas realizó la denominada Marcha por la Soberanía al Lago Escondido, en Río Negro, el cual está rodeado por terrenos adquiridos por el magnate inglés Joseph Lewis. El objetivo de la expedición: reafirmar el uso, disfrute y libre acceso de cualquier ciudadano y ciudadana al Lago.
La expedición patriótica fue integrada por Instituciones, Sindicatos y fuerzas política: Fundación FIPCA, Sindicato Arhentino de la Manufactura del Cuero (SAMC), Ate Capital, Unión de Comunicadores Audiovisuales y Afines (UCAYE), Universidad de Lanús, Radio Gráfica, Tripulantes del Velero La Sanmartiniana, Patria para Todos, Causa Nacional, Quebracho, La Cámpora, Peronismo de Base, Nuevo Encuentro, Envar El Kadri, Agrupación Néstor Kirchner de Luján, Corriente Política 17 de Agosto.
David Nahuel Ramallo, militante de la Corriente Política 17 de Agosto y productor audiovisual en Radio Gráfica, fue uno de los que realizó el recorrido. “La llegada al Lago fue un desafío físico para el 90 por ciento del grupo que fuimos. Éramos 23 personas y la mayoría no tenía experiencia en actividad de montaña u otra actividad física. Igualmente, íbamos acompañados por 5 montañistas y gente que sabe de actividad física de riesgo. Es decir, íbamos con precauciones. Pero igualmente el desafío fue grande. Sobre todo por el estado del camino en sí”, comenzó en su relato sobre la marcha soberana.
¿Cómo fue el recorrido que tuvieron que realizar hasta el Lago Escondido?
Un camino en muy mal estado ya desde el primer día. En total fueron tres días y tres noches para llegar hasta el Lago en sí. El primer día y el segundo fueron de serpenteo en horizontal y vertical y con pendientes muy pronunciadas. Ya arrancamos a ese nivel. Pero gracias al apoyo de todo el grupo, siempre había alguien dando una mano, cuidando que no te resbales, que no te caigas. Esa es la única manera de sobrellevar el camino, porque es imposible hacerlo de manera solitaria o sin una preparación previa o, sobretodo, sin el equipamiento adecuado. Es decir, para llegar al lago necesitas un equipo de montañista que una persona promedio no tiene.
Por suerte una de las cosas que tuvimos a favor durante los tres días de caminando y de acampe es que hubo buen clima. Las noches complicadas por el frío, pero era algo que esperábamos. Al tercer día fue el de mayor exigencia, de mayores problemas físicos.
A lo largo del trayecto fuimos parando en diferentes refugios y lugares donde se puede acampar. En el tercer día hicimos dos paradas. Una para almorzar en el Lago Soberanía, porque el último trayecto, del Soberanía al Escondido, es de mucha exigencia, mucho más que lo que habíamos hecho hasta ahora. Era, además, muy peligroso y realmente había que estar al 100 por ciento. Era un camino en el que había que pasar arroyos cruzando por un tronco, hubo una parte en la que uno de los compañeros montañistas tuvo que tirar una soga, porque era una pendiente tan pronunciada que tuvimos que trepar el mejor estilo Batman, como trepando por la pared. Esas son pequeñas anécdotas de lo que era el camino. Pero realmente era muy peligroso, sobre todo este último trayecto.
Otro de los peligros que había eran cañas. Teníamos que atravesar muchas y al cortarlas con machete, quedaban pedazos. Si una persona caminando por ahí se resbalaba en el barro, podía clavárselas tranquilamente. Por eso la importancia de hacer este trayecto en conjunto, en equipo. Porque incluso una persona sola por mas experimentada que sea, por mas equipo que tenga, necesita sí o sí una mano amiga que este ahí pendiente ante cualquier emergencia.
Después de ese recorrido, ¿cómo vivieron la llegada al Lago?
Para la llegada al Lago, unos 200 metros antes nos organizamos. Porque cada persona en el grupo tenía diferentes ritmos de caminata. Entonces ahí nos agrupamos todos y fuimos cantando en fila el himno nacional y canciones patrióticas y de militancia. Todo caminando en fila.
Una vez llegados al Lago, nos encontramos con aproximadamente 10 personas, de las cuales muchas nos estaban grabando y tomando fotos. Otras tenían uniformes de la policía de Río Negro, de Gendarmería. Y una señora que se nos acercó, que se supone era de Flora y Fauna, nos comentó sobre la situación del Lago: donde acampar, qué podíamos hacer y qué no. Así que tuvimos que cocinar los alimentos con cocinas improvisadas, que son como pequeñas hornallas transportables. Fue una situación medio tensa porque era la llegada al Lago, era llegar a donde no querían algunos que lleguemos y llegamos.
¿Y cómo fueron los siguientes días a partir de allí?
El retorno del Lago fue más complicado de lo que esperábamos. En total en el Lago estuvimos 48 horas, de las cuales como mínimo 40 hubo lluvia constante. Así que el camino que fue bastante dificultoso a la ida, sumado a la lluvia y al barro era el doble de peligroso a la vuelta. Además tuvimos un problema y era que, aunque teníamos comida de sobra y todos teníamos energía como para emprender la vuelta, por el problema de la lluvia y el frío de las noches muchos terminamos con la mochila y ropa mojada o con agua dentro de las carpas. Entonces se tornó complicada la situación. Por eso decidimos armar dos grupos.
Por un lado, Julio Urien (impulsor de la marcha y presidente de la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua -Fipca-) iba encabezando el grupo de la vuelta por el mismo camino que hicimos a la ida junto a los 5 o 6 montañistas que lo acompañaban. Por otro lado, para el resto del grupo, previamente charlado con diferentes autoridades del lugar, se estableció un acuerdo: que nos saquen en lancha a través del Lago. Nosotros estábamos en uno de los extremos del Escondido y nos llevaron en lancha al otro extremo, donde está la mansión de Lewis.
Desde ya que nos esperaban camionetas con gente supuestamente periodista filmándonos y sacándonos fotos. Nos dieron un trato amable, pero constantemente estaban observándonos. Luego nos llevaron a una especie de casa del predio de Lewis, que era como una sala médica. Allí nos tomaron la temperatura, nos hacieron preguntas básicas, como nombre, apellido y número de documento. Aunque la verdad, para muchos incluyéndome, era como que querían justificar y mostrar que buenos habían sido para mostrarse ellos. Una vez terminado todo este circo nos subieron a una camioneta de nuevo.
Ahí empezaron a hacernos una especie de recorrido por la casa de Lewis. Nos dieron vueltas ahí, porque nos tenían que sacar a la ruta y el único camino para salir a la ruta y llegar al bolsón, eran los caminos internos de Lewis. Y ahí tuvimos la oportunidad de ver un montón de cosas. Tanto del predio en sí, como hectáreas y hectáreas de campo, canchas de futbol, de hockey, había una especie de corral para que corran caballos. Había animales, casas, camionetas con vidrios opacos. Y constantemente en este trayecto, gente observándonos y sacándonos fotos desde otros autos. Durante todo el recorrido las personas que nos tomaban imágenes eran las mismas que iban viendo cada uno de nuestros movimientos.
¿Qué más pudieron observar de los terrenos de Lewis?
Caminos en muy buen estado, a diferencia del recorrido que habíamos tenido que hacer para llegar el Lago. Caminos prácticamente asfaltados, incluso tenían una maquina aplanadora para hacer caminos especiales para pasear sus 4 x 4.
Fue como un city tour, que era como una especie de ostentación del propio tipo (Lewis), como mostrando el dinero, todo lo que podían hacer y el poder que tiene.
¿Cómo viviste esta experiencia como militante?
Todavía no termino de caer en algunas cosas, todavía estoy procesando mucho. Personalmente nunca había hecho este tipo de actividad física o el manejo en sí de una carpa o cocinar en la intemperie. Dependíamos mucho siempre del apoyo mutuo del compañero de al lado. Siempre podías contar con alguien, alguien que cocinaba, que se ocupaba de conseguir agua, que te daba una campera de más si tenías frío.
Una experiencia bastante movilizadora, sobre todo por el mensaje que llevamos y por la razón en sí de esta marcha, hacer soberanía. Denunciando, más allá de las irregularidades de la mansión del predio de Joe Lewis, algo que nos comentaba los asambleistas del Bolsón: el acceso alternativo que por ley la provincia debería realizar.
Si existiera un camino alternativo, ese trayecto dura 20 minutos, no tres días como tuvimos que caminar por la montaña. El tema es que ese camino de 20 minutos esta dentro del predio de Joe Lewis. Entonces no está habilitado. Hay un manejo turbio tanto de la Provincia como de diferentes autoridades que tienen que realizar eso. Quienes tienen que realizar el acceso público para todos los argentinos no lo hacen, justamente por estar dentro de este predio y por el poder que tiene este tipo.