EL DEBER DE LEER A COOKE
Cooke fue uno de los grandes revolucionarios de nuestra américa, y sus escritos siguen cargados de validez inmensurable para nuestra coyuntura. Y seguirá siendo así en la medida que no seamos capaces de hacer realidad los sueños de la revolución nacional y la unidad de la Patria Grande.
Leer a Cooke implica hacerse cargo de su pensar, su decir y su hacer revolucionario. Es provocar a la razón para que dé lugar a la autoconciencia revolucionaria, es llenarse de pasión para enardecer la sangre, y así disponernos, como pueblo, a dar la batalla final al bloque de la antipatria liberal que nos oprime.
Bloque liberal que hoy, está representado en la CEOcracia Macrista, que responde a los intereses de la oligarquía criolla, a los grupos económicos y financieros, y al imperialismo norteamericano. Podríamos citar cientos de ejemplos en estos nueves meses de gobierno cipayo, para dar muestra de su bestialidad, de su odio de clase hacia las y los trabajadores y hacia el pueblo todo; y de sus objetivos neocoloniales para nuestra nación.
Desde sus usinas de pensamiento, con sus engranajes mediáticos, nos bastardean. Inauguran una escuela en el sur de nuestra patria y dicen que se sienten haciendo “la campaña en el desierto”, van a encuentros con los grupos económicos y un ministro de estado nos dice (y les dice) que “no queremos un vínculo donde decida el gobierno, queremos que decida el sector”, llaman a una audiencia pública y la vacían de contenido y de presencia popular. Ponen en valor lo material por sobre la vida humana, y nos hablan de justicia. Y la justica manda a la hoguera a los planes sociales de inclusión social del gobierno que los precedió.
La intransigente pluma de Cooke nos señala constantemente al enemigo de la revolución nacional y social. Y nos marca cuál fue y es una de las contradicciones principales a resolver: liberación o dependencia.
La conspiración contra el proceso de liberación que encarnaba el Gobierno Nacional de JDPerón (1945-1955), nos señala el historiador Fermín Chávez, que data allá por 1950 y surge desde el ejército con la participación de Pedro Eugenio Aramburu, Luis Leguizamón Martínez, Benjamín Menéndez, Eduardo Lonardi y José F. Suárez, y que el peronismo más allá de los enemigos internos, tenía al Imperio de Inglaterra (en ese entonces en decadencia) como el principal enemigo externo.
El General Perón en el exilio decía que con la (autodenominada) Revolución Libertadora, desembarcó la IV Invasión Inglesa. Relacionando el actuar de su gobierno y el poder del daño ocasionado hacia los intereses económicos británicos:“…en textiles y afines importábamos de Inglaterra por un valor de 100 millones de dólares anuales. En 1954, esa cifra se redujo a medio millón anuales…”“…nacionalizamos, comprando y pagándoles, los transportes, puertos, teléfonos, silos y elevadores, frigoríficos, servicios de gas y energía, el Banco Central, creamos la Flota Mercante, que llegó a ser la cuarta del mundo, y dimos al país transportes aéreos. Industrializamos la Nación facilitando la instalación de industrias pesadas. Asimismo, fabricamos gran cantidad de maquinarias y automotores. Así logramos la independencia económica, arrojando por tercera vez al invasor británico”
Nuestra historia da cuenta - desde su nacimiento - del enfrentamiento constante entre los procesos nacionales y antinacionales.
Con ánimos de polemizar, el movimiento peronista conducido estratégicamente por JDP hirió de gravedad a la oligarquía, a la burguesía y a los intereses imperiales, y en 1955 fue derrotado. Su conducción prefirió el tiempo y no la sangre. (Aunque cabe mencionar que nuestra historia siempre fue bañada por la sangre de nuestro pueblo antes y después del ´55).
El Kirchnerismo logró molestar al bloque de la antipatria, desplegando una agresiva política de inclusión social, apostando al mercado interno, a la producción, a la creación de puestos de trabajo, y al consumo popular. Su conducción desplegó acciones de rupturas y continuidades en relación al modelo neoliberal que veníamos arrastrando desde la sangrienta y cobarde dictadura de Videla y Martínez de Hoz (1976). El modelo K, revitalizó la discusión política en nuestra sociedad y la memoria histórica pero, no avanzó en constantes reformas estructurales, ni en provocar una nueva constitución y un nuevo estado emancipador. Por lo cual se profundizo la concentración y la centralización de la riqueza.
Nuestra nación reside en una constante dinámica de ciclos que endeudan y ciclos que desendeudan a nuestro país. El gobierno nacional de NK y CFK (2003-2015) desendeudaron a una argentina arrasada por políticas neoliberales que estalló en el 2001.
Hoy el gobierno del bloque de la antipatria dio comienzo a un nuevo ciclo de endeudamiento, para volver a poner a la Argentina en el infierno de las políticas liberales. El FMI vuelve a nuestro país a supervisar las cuentas, y nadie se puede asombrar.
Estos dos momentos de la historia argentina. Cada uno con su impronta, su envergadura y sus limitaciones son expresiones del bloque nacional, que debemos estudiar, analizar y aprender para fundar una estrategia de poder que sea capaz de romper los ciclos de desendeudamiento y endeudamiento nacional. A decir de Cooke “…la necesidad de aprender de nuestra historia, de la derrota de los movimientos nacionales que nos dé la posibilidad de una nueva estrategia de poder que no repita los errores históricos”
La honestidad intelectual es una de las características intachables de Cooke. Las cartas Perón-Cooke, dan muestra de su condición revolucionaria y su capacidad intelectual. Mantuvo un nivel de coherencia enorme a la hora de discutir con Perón sobre el movimiento y sus limitaciones. No dudo en enfrentar a la burocracia política del peronismo, ni a la burocracia sindical vandorista. Jugo su pellejo en la resistencia peronista, y en la Cuba de Fidel y el Che. Sus escritos son teorías prácticas que instituyó desde el peronismo, para la revolución nacional y social de nuestra patria
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Cooke nos dejó pensamiento y acción revolucionaria. Definía al peronismo como un movimiento de liberación. El cual cumplía el rol de ser la columna vertebral del movimiento y la revolución nacional. Y nos planteaba el papel hegemónico de la clase obrera en la lucha por la liberación nacional y el socialismo.
Nuestro deber es leer a Cooke. El escrito tiene la simple intención de provocar la lectura viva de los escritos de un hombre revolucionario: intelectualmente y militantemente revolucionario. Nos legó lineamientos políticos de carácter estratégico y táctico que hacen a nuestra necesidad actual. Porque es nuestra tarea preñarnos de revolución para parir, sin medias tintas, la liberación nacional y social de nuestra patria.