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LA FUERZA DEL TRABAJO AUTOGESTIONADO: TIEMPO ARENTINO

Martín Piqué, trabajador de Tiempo Argentino, relató para La 17 la historia y el presente de un proceso de lucha y de autogestión.

¿Cómo fue el proceso de toma de decisión de la conformación de la cooperativa?


Hacia la autogestión


En el conflicto laboral por el vaciamiento del Grupo 23 y del diario Tiempo Argentino en particular, hubo desde un principio algunas voces que advertían y proponían que la última alternativa que íbamos a tener para defender nuestros empleos y la voz del diario, en el marco de un proceso de relativa uniformización de los medios, era organizarnos como cooperativa. Iniciar un proceso autogestivo. La mayoría de los compañeros le tenían – y le teníamos- miedo a esa opción. Pero con el paso del tiempo fue quedando en evidencia que no iba a haber una solución empresarial a la que apostamos en el primer momento: que Szpolski y Garfunkel vendieran el diario y que un nuevo empresario adquiriera la empresa que lo editaba (Balkbrug SA) para fortalecerlo, relanzarlo y para, también, pagar las deudas que aquellos empresarios mantenían con nosotros, los laburantes.



La estafa patronal


Lamentablemente, el nuevo comprador que apareció en los primeros días de febrero -el empresario correntino Mariano Martínez Rojas- no cumplió con ninguna de sus promesas y en poco tiempo quedó claro que la operación de compra-venta había sido una estafa a nuestras obvias expectativas. Quizá era apenas un pasa manos, o un movimiento para permitirle a Szpolski salir del centro de la escena. Hay que recordar que Szpolski es un empresario con pésimos antecedentes (vaciamiento de bancos, estafas, deudas incumplidas) pero al mismo tiempo con estrechos vínculos con el mundo de las estructuras de inteligencia nacionales y extranjeras: de hecho, Szpolski -según mi modesto ver y entender- es parte de un dispositivo de negocios que lo incluye pero en el que también figuran el radical Darío Richarte (ex número 2 de la SIDE durante la gestión de Fernando de la Rúa), el abogado Javier Fernández y el agente de inteligencia que sobreviene desde épocas de la dictadura, Antonio "Jaime" Stiuso.



El diálogo interno


También hay que decir que algunos compañeros de Tiempo Argentino, por su mirada ideológica y su pertenencia orgánica al Partido Obrero, en un primer momento no estaban muy entusiasmados con la decisión de avanzar en una experiencia cooperativa. De hecho, pronosticaban que no iba a ser sustentable y que los sueldos iban a ser muy bajos, no superiores a los 3 mil o 4 mil pesos. Hoy, varios meses después y con el diario de papel los domingos en la calle y un diario digital (www.tiempoar.com.ar) que acaba de debutar en la web, podemos decir que estamos cerca del piso salarial del convenio de prensa: el salario básico de un redactor. Es muy alentador.



¿Cuál es el balance que hacen desde que nació la cooperativa Tiempo Argentino?


Un balance alentador


A pesar del enorme sacrificio y desgaste de energía, el balance es sumamente alentador. En la relación con el público se mantiene una demanda sostenida del producto que todos los domingos sale a la calle. Hay una identidad fuerte del diario. Aunque eso no significa que esa identidad sea estanca e inmóvil. Le estamos introduciendo cambios pero, como siempre en los medios, todo debe ser gradual. Son cambios que también tienen que ver con lo que pasa en el país, lamentablemente, que dejaron al FpV en la oposición y a la centroderecha neoliberal arrasando con derechos y conquistas de una manera muy rápida, al mejor estilo de la doctrina del shock.


La relación con el público


A la identidad del diario los lectores la expresan, la defienden y, creo yo, también la exigen. Además hay un componente emocional y hasta simbólico en la relación con los lectores. Mi lectura personal, no lo tengo tan charlado con otros compañeros, es que los argentinos que viven con miedo, bronca y ganas de revancha de lo que está pasando a nivel político con el gobierno de Macri, sienten que se están perdiendo muchas batallas y por eso se emocionan con algo chiquito. Pero que quizá es simbólico y la muestra de que se puede. Esa muestra es que un grupo de periodistas haya logrado enfrentar la estafa y el vaciamiento de su empleador, y a pesar de que se les debe mucho dinero (ocho meses de sueldo, el aguinaldo de 2015 y el de 2016, la indemnización) lograron mantener en pie sus puestos de trabajo, el producto de ese trabajo -el propio diario- y la voz de ese medio en los kioscos y en la web. Es interesante.


El trato con otras instituciones


La relación es muy variada. Con el mundo de los anunciantes privados en materia de publicidad, la relación hasta ahora ha sido difícil al principio, porque ni siquiera sabían que Tiempo seguía existiendo. Luego fue descomprimiéndose, logrando acercamientos y ahora tenemos apoyos -puntuales por ahora- de empresas privadas que quieren aparecer en las páginas de Tiempo y a cambio ponen publicidad. También hemos logrado inscribirnos como proveedores de publicidad de los Estados nacional, provincial y municipal. Así empezamos a obtener ingresos por el lado de la publicidad, lo cual es muy importante para la sustentabilidad económica a mediano y largo plazo del proyecto.



¿Cómo está la situación legal del diario?


Tiempo Argentino es editado por la cooperativa de trabajo limitada Por Más Tiempo, cooperativa que está legalmente inscripta, con matrícula ante el INAES (órgano de aplicación y tutela para las cooperativas), que tiene la potestad para facturar, tiene CUIT propio ante la AFIP y su situación impositiva absolutamente clara y ordenada.


¿Cómo es en la práctica la dirección del medio?

La cooperativa


Tiempo Argentino tiene un órgano de conducción colegiado para las cuestiones organizativas, de gestión, que es el consejo de administración de la cooperativa, integrado por 7 miembros, con un presidente, un secretario, un tesorero y cuatro vocales. Yo soy uno de esos vocales. Esos miembros fueron votados en elección secreta y absolutamente democrática, con urnas y tutela del INAES. La autoridad soberana que está por sobre todo es, sin embargo, la asamblea de los cooperativistas, donde cada trabajador vale un voto, y es todo absolutamente horizontal. En la actualidad somos alrededor de 100 integrantes en la cooperativa.


Línea editorial y estructura

En lo periodístico, como en toda cooperativa que produce un bien o un servicio, se mantiene una estructura técnica, de roles productivos que permiten sacar el diario cada domingo. Hay un director del diario, secretarios de redacción, jefes de cierre, prosecretarios, jefes de cada sección, editores. El funcionamiento de un medio de comunicación gráfico con pretensiones de masividad precisa de una línea de producción con distintos roles, acorde a ser un emprendimiento profesional. Y así lo entendemos en Tiempo. Por ahora, en el tiempo que llevamos, se decidió ratificar con entusiasmo y aprobación a los nombres de los compañeros que ocupan esos roles. Sobre roles y aciertos

A los compañeros que ocupan esos roles les reconocemos méritos como haber tenido la idea de sacar un diario especial por los 40 años del golpe de Estado el último 24 de marzo. Lo que, nos permitió juntar una recaudación inesperada. Importe que terminó siendo el capital inicial que hizo posible la organización de la cooperativa y la impresión de las primeras tres ediciones de Tiempo en su versión semanal. También reconocemos como un acierto muy importante reaccionar en 24 horas al intento de ocupación del diario por parte de una patota al mando de Juan Carlos Blender, empresario de la seguridad privada que trabaja para eventos musicales. En menos de un día, con la redacción llena de destrozos y los laburantes todavía impactados por lo que pudo haber sido una situación límite, los laburantes del diario decidimos salir a la calle con una edición especial, extraordinaria, para contar lo que había pasado. Fue un golazo. Y la tirada se agotó.



¿Cuál sería la línea histórica eje de la experiencia cooperativa Tiempo Argentino?

La historia y el presente


La línea histórica que estamos tomando como eje es entender a Tiempo como un medio en permanente construcción y debate. Porque no producimos bienes industriales, o componentes para otras máquinas, sino contenidos. Eso nos obliga a discutir política, economía, enfoques, todo el tiempo. En general, lo que está sucediendo ahora es que la discusión editorial aún no está resuelta. De hecho no creo que llegue a estar resuelta en ningún momento. En definitiva, si tuviera que definir lo que estamos haciendo en esta materia es tratar de conciliar dos cuestiones. Por un lado la línea "histórica" de Tiempo. Un diario laborista, con eje en la defensa del trabajo, de la industria nacional, de las pymes, productivista. Con una mirada cercana y no elitista de la cultura popular. Con una visión de la religiosidad entendida como liberación integral y que se expresa hoy en la figura de Francisco como Papa. Un diario cercano al mundo del trabajo y los sindicatos. Un diario que también sigue con mucha atención a todo lo que sucede en la galaxia del peronismo y en torno al indiscutible liderazgo y referencia de Cristina Fernández de Kirchner. Y, por otro lado, con la necesidad de sumarle pluralismo, complejidad y preguntas a la línea editorial, ya que es evidente que tras el triunfo por los votos de un proyecto neoliberal en la Argentina, el llamado "campo popular" y las izquierdas en un sentido amplio están en un momento de rediscusión y reagrupamiento. “Acá estamos”

Para algunos compañeros, la experiencia política del kirchnerismo está agotada y Tiempo tiene que dejar en el pasado, o reducir sustancialmente, todo sesgo "K", para poder dar cuenta de lo nuevo. Otros entienden (entendemos) que la clave es hacerse las preguntas y contar lo que pasa en el campo del pueblo con una mirada incluyente, que se siente parte de aquel 49% que votó a Scioli, y que también se siente parte de toda esa franja de la población que se pregunta qué sería volver cuando canta "vamos a volver". Porque ese volver no es volver al pasado. Acá estamos.



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